El 21 de abril de 2007, aprovechando la mefora de el pianista, escribía sobre la felicidad y sus abusos: “Seguramente todos queremos alcanzar la felicidad que proporcionan el éxito, el amor correspondido y que la tostada no caiga por el lado de la mantequilla. Pero no estoy tan seguro de que estemos dispuestos a esforzarnos tanto.” A veces, cuando me pongo a elucubrar un artículo lo que me lleva más tiempo es revisar si ya he escrito antes sobre el tema en cuestión y comprobar si sigo teniendo la misma opinión. Es que eso de revelar las propias incoherencias en público no queda bien. Si este contenido en particular te interesa puedes entretenerte con algunos de los 46 artículos que a día de hoy tratan sobre la felicidad y la autoyuda, generalmente de forma crítica pero humorística, aunque seguro que no tanto como me gustaría. ¿Ha cambiado tu "concepto práctico de felicidad" con el paso del tiempo y las cosas que te han pasado? Esta pregunta-reflexión me recuerda un chiste sobre los cambios en el estilo de vida, sobre la "madurez" y la simplicidad:
”Cuando tenía 14 años esperaba algún día tener una novia. Cuando tuve 16 tuve una novia, pero no había pasión. Entonces decidí que necesitaba una mujer apasionada, con ganas de vivir. En la facultad salí con una mujer apasionada, pero era demasiado emocional. Todo era una emergencia, era la reina de los dramas, lloraba todo el tiempo y amenazaba con suicidarse. Entonces decidí que necesitaba una mujer estable. Cuando tuve 25 años encontré una mujer muy estable, pero aburrida. Era totalmente predecible y nunca le excitaba nada. La vida se hizo tan plomiza que decidí que necesitaba una mujer más emocionante. A los 28 encontré una mujer excitante, pero no pude seguir su ritmo. Iba de un lado a otro sin detenerse en nada. Hacia cosas impetuosas y coqueteaba con cualquiera que se le cruzara. Me hizo tan miserable como feliz. De entrada fue divertido y energizante, pero sin futuro. Entonces decidí buscar una mujer con alguna ambición. Cuando llegue a los 31, encontré una chica inteligente, ambiciosa y con los pies sobre la tierra. Decidí casarme. Era tan ambiciosa que me pidió el divorcio y se quedo con todo lo que tenía. Ahora, a los 40, me gustan las mujeres con tetas grandes.”Sí, ya sé que es algo sexista, pero yo lo he puesto por ser metafórico, que conste en acta.
Hola de nuevo. El chiste es sexista pero muy ilustrativo. Yo soy una de tantas mujeres que ha cambiado mucho con los años, o evolucionado con las circunstancias y adaptado a ellas. Pienso que la escala de valores cambia a medida que pasa el tiempo. Las experiencias personales ayudan a relativizar las cosas. Ahora me considero una persona razonablemente feliz, que no es poco, a pesar de que faltan cosas importantes en mi vida. La felicidad se puede encontrar en infinidad de cosas, y mi felicidad de los 20 años no es la misma que la de los 35, obviamente. Uno aprende que nada tiene tanta importancia como parece, y al mismo tiempo, que lo insignificante es tan importante como todo lo demás. No sé si me explico bien. Saludos desde el campo.
ResponderEliminarSencillamente buenisimo tanto como chiste como evolución de las motivaciones de la gente. Queda perfectamente ilustrado los cambios en las personas. Mi pregunta sería solo una: ¿realmente iria cambiando el hombre con los años por si mismo de motivaciones o el entorno, la sociedad y el mismo, todo unido es lo que hacía cambiar sus motivaciones?
ResponderEliminarDesde luego lo que sí ha conseguido el del chiste es conocer gente.
ResponderEliminarSe me ocurre una posible solución a la infelicidad que genera no encontrar a la "media naranja": dejar que se ella quién nos encuentre a nosotros. Con ello quiero decir que también debemos contar con el concepto de felicidad que tienen los demás, con quienes nos relacionamos.
También es importante que intentemos ser el hombre o la mujer ideal para nuestra pareja, ¿no?.
Bueno, es otra perspectiva del asunto.
Salud
Hola MANUELA,
ResponderEliminarme quedo con "uno aprende que nada tiene tanta importancia como parece, y al mismo tiempo, que lo insignificante es tan importante como todo lo demás." Te explicas muy bien.
Gracias ;-)
Hola JOSÉ LUIS,
ResponderEliminares que uno nunca es "un sí mismo", sino que lo que es en cada momento depende de lo que vive y con lo que interacciona en cada momento.
En fin, que uno es lo que hace y lo que hace depende siempre del contexto con el que "negocie".
Hola EMILCAVAN,
ResponderEliminaryo creo que esa adaptación que supone intentar interesar a los demás e intentar ofrecer lo que aquellos que nos gustan desean tener, es una tendencia natural, lo hacemos conscientemente o no.
Otra cosa es cuánto esfuerzo dedicamos a esta "empatía interesada". Además, gustar a los demás está bien visto siempre que no parezca que lo simular o que "no eres tú mismo"...
Pero como muchas veces intentar gustar es también nuestra forma de ser "uno mismo" la situación genera incoherencias y comeduras de tarro.
Creo que la felicidad es un concepto muy grande, abstracto, compuesto de pequeños momentos en los que disfrutamos de estar vivos y compartirlo con personas importantes para nosotros.
ResponderEliminarSupone alcanzar metas y proyectos que nos habíamos planteado, perseguir otros nuevos, y mantener la curiosidad ante la vida, de manera que nuestra mirada cambie continuamente y pueda sorprenderse ante cosas que ya habíamos visto, pero dandoles nuevos significados. Supone la satisfacción ante los logros de los demás y la alegría por compartir lo propio, lo tuyo, lo nuestro.
¿Y no será que este del chiste siempre ha querido lo mismo? Es por seguir con la linea sexista..
ResponderEliminarY ahora en serio, lo de cambiar de objetivos/motivaciones etc a mí me parece bastante inteligente/práctico incluso, que no es el caso del de el chiste pero sí de muchos, cuando tiene que ver con la claudicación (qué feo: mejor aceptación) y no con la experiencia.
Bienvenido a tu blog!!
Ch
Hola ANONIMO primero (es lo que tiene no ponerse un apodo¡),
ResponderEliminarCreo que ya comenté en un artículo anterior (el asunto iba sobre objetivos y decisiones) que la felicidad no deja de ser una variable dependiente, es decir, un referente que nos permite valorar lo que hacemos día a día o con más margen temporal, depende.
Algunos de los intereses que mencionas como posibles generadores de felicidad son subjetivos, y para algunas personas serán neutros o poco funcionales, ni fu ni fa.
Y es que eso de ser feliz se alcanza de formas diferentes porque las vivencias pasadas, los intereses actuales y los contextos y recursos disponibles varían según la peña.
Hola NO-TAN-ANONIMA (lo digo por la firma),
ResponderEliminarPues es un buen apunte no tan cómico eso de que algunas personas acaban llegando a lo que realmente querían desde el principio, tras un camino existencial tan tortuoso como innecesario. Pero claro, es fácil decirlo como un observador externo del laberinto... Eso se supone que deben ser los orientadores, guías externos tipo Google maps, que te pueden indicar dónde estás y cómo llegar a otro sitio.
Cambiar de objetivos y motivaciones es tan inteligente como infrecuente. Normalmente ese cambio no es resultado de reflexiones racionales iniciales como de experiencias emocionales importantes, también llamadas éxitos, fracasos, castigos, disfrutes...
Saludos para Ch de A, perdón, de Y
En eso estoy de acuerdo. Me gusta el cuento por su final sencillo: "muchas veces el buscar complejidades en la vida entorpece sla idea final, que resulta ser mucho más sencilla. Lo superfluo no te deja ver el objetivo final".
ResponderEliminarYa se que es muy sencillo pero tras diferentes fracasos, al fi consigue identificar "su felicidad".
Como decían en Expediente X: "La verdad está ahí fuera" , y estoy de acuerdo "la felicidad está ahí fuera, sólo hay que saber buscarla".
Un saludo
Hola de nuevo, JOSÉ LUIS,
ResponderEliminartal vez nos exigimos demasiada clarividencia, descubrir intereses inequívocos...
Pero la cosa no funciona así, normalmente vamos a tener muchos tipos de motivos y de motivadores en cada momento vital y profesional, y a veces no estará tan claro qué es lo que queremos "realmente". Tendremos que decidir, priorizar y probar, y vuelta a empezar.
La clave es aceptar que la motivación y los intereses pueden variar y que por mucha racionalización que hagamos tenemos que seguir experimentando¡ :-)